Las palabras construyen. Desde pequeñas vamos creando una imagen de nosotras mismas con lo que escuchamos. Estos estereotipos contribuyen a crear y sostener una barrera que reduce aspiraciones de las niñas y las hace creer que sus opciones profesionales están restringidas a unas cuantas consideradas como “femeninas”.

El cambio en el lenguaje es el primer paso para cambiar los estereotipos y con ello la vida de todas las niñas. Los estereotipos contribuyen a crear y sostener una barrera que reduce aspiraciones de las niñas y las hace creer que sus opciones profesionales están restringidas a unas cuantas consideradas como “femeninas”.  Si no lo hacemos seguiremos fomentando que se alejen de ciertas profesiones por el simple hecho de ser mujeres. 

Este movimiento surge de experiencias que pensaba que eran solo mías, pero descubrí que las vivimos todas. Queremos que las doctoras, ingenieras, abogadas, arquitectas, contadoras, diputadas... que todas sean vistas a partir de sus capacidades.

Estamos cansadas de que nuestros años de preparación y estudios pierden validez cuando a pesar de presentarnos como doctoras, los pacientes preguntan si vendrá el doctor o buscan la confirmación del diagnóstico con el primer hombre que se les presente. 

Donde los profesores nos sugieren salirnos de medicina si queremos tener hijos o escoger una “especialidad para mujeres”.

Donde nuestros colegas nos sugieren estudiar dermatología por bonitas o nos hacen saber que somos “demasiado delicadas” porque no toleramos el acoso.

Donde tenemos que demostrar nuestro valor todos los días.

La cultura hospitalaria tiene que cambiar, y esto se va a lograr cuando todas hagamos equipo, comenzando con algo que puede parecer simple, pero no lo es: el lenguaje.   

 
 

Estamos formando una red de apoyo con asesoría psicológica y legal para mujeres que sufran de acoso o discriminación de género en su trabajo.

Movimiento sin fines de lucro

Colaboramos con fundaciones que busquen empoderar a las niñas y mujeres mexicanas a través de la ciencia y tecnología.

Testimonios

“4 mujeres en un consultorio. Se le explica a la paciente la condición. Le pregunta al único hombre: “Si, doctor? lo que dicen las señoritas?”“

— @drazyanya

"Odio eso, al camillero, al enfermero a cualquier hombre le dicen doctor. Y a mí, muchacha, chica, señorita, niña, etc".

— @reberramz

"Siempre me dicen señorita dónde está el doctor y yo de: yo soy la doctora. Es que es frustrante la verdad, además que se nota que no confían en ti. "

— @marianacadengo

"En la residencia yo era R1 y estaba en consulta con mi R4 mujer. los pacientes se dirigían conmigo y me volteaban a ver si estaba de acuerdo con lo que ella explicaba. A mí me decían doctor y a ella señorita, es súper incómodo".

— @dr.aguilartyo

“Me han preguntado mil veces que dónde está el doctor que los va atender..”.

— @yareli.ortodoncia_

"Lo que molesta no es que te llamen señorita o señora, niña o por tu nombre; es el hecho de que al hacerlo minimizan o menosprecian tu preparación sólo por tu género".

— @mariana059

“Es horrible, yo cuando entran a mi consultorio les digo": Soy la doctora Daniela, yo los voy a atender hoy y la respuesta es “gracias señorita””

— @daniella_leimsieder

Que las mujeres seamos reconocidas en profesiones donde fuimos minoría

¿Conoces alguna fundación?

¿Quieres contarnos tu historia?